Las alturas de Cádiz

Cádiz siempre estuvo mirando al mar, allá a lo lejos. Al principio fue por los ataques que sufría, más adelante por ver la llegada de los barcos que habitualmente conectaban con el comercio americano.

Las torres miradores, elementos de prestigio de los comerciantes gaditanos, marcan la imagen y la silueta de su centro histórico. Desde la azotea de la Casa de las Cuatro Torres me fijo en el contraste entre las garitas de salida de esas preciosas torres y esas otras torres que son los dos desafortunados edificios, de los años setenta, de la fachada que mira a la Alameda Apodaca.

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